Con 19 años dejé mi casa y a mi familia en Barcelona para mudarme a Madrid siguiendo al amor de mi vida y al padre de mis hijos. Resultó que el cuento no tuvo un final feliz. Sin embargo, parte de quien soy hoy es gracias a esa experiencia.

Tampoco especifica que estuve metida en una secta de la que conseguí salir y que superé una relación tóxica de 12 años, marcada por la falta de libertad para ser yo misma y tomar mis propias decisiones. Verme sin recursos, sin apoyos y con dos niños pequeños a los que sacar adelante, hizo que me lanzara a la calle a por un trabajo de supervivencia y recuperar así las riendas de mi vida.

En junio de 2019 me despidieron (por primera y única vez en mi vida). Ese verano decidí dejar de mirar para otro lado, asumir mi papel en el mundo y emprender para llevarlo a cabo.

Creo que puedo afirmar que el cambio ha sido una constante a lo largo de mi historia: me he tenido que reinventar varias veces personal y profesionalmente para recuperar las riendas de mi vida.